Y aquí os cuento la segunda parte de la escapada a Copenhague. Aquí podéis recordar la parte I.
Día 2: Castillo Rosenborg – Jardín Botánico- Papiroen- Christiania-
Regreso
Empezamos el domingo dando un paseo hacía el Castillo de
Rosenborg, aprovechando el día tan caluroso y soleado.
Antes de llegar al Castillo hicimos una parada para recorrer
el Parque Ørsteds Park, que nos pilaba de camino. Es un parque no muy grande,
muy bonito, con un pequeño lago e ideal para pasear y correr.
Desde allí en apenas 10 minutos ya estábamos en el Castillo
de Rosenborg, que solo visitamos por fuera. Si estáis a las 11 allí por la
parte trasera del castillo veréis el cambio de guardia, que son los
mismos que se dirigen después al Palacio de Amelianborg, eso sí se ve desde más lejos.
El castillo nos gustó muchísimo, y sobre todo con el entorno
con los jardines y el rio que le dan un toque más bonito aun si cabe.
Cuando terminamos de ver el castillo y antes de ir hacia el
centro de nuevo, nos acercamos al Jardin Botánico, es bastante grande nosotros
solo dimos una pequeña vuelta cerca del invernadero.
Nos fuimos dando un paseo muy tranquilo y visitando calles
que nos iban gustando, donde incluso descubrimos que las casas de colores no
están solo en el puerto famoso de Nyhavn, y acabamos llegando a la Torre
Redonda (Rundetårn).
Queríamos comer en Papiroen, así que pusimos rumbo hacia
Nyhavn, y nos encontramos con la media maratón de Copenhague, así que tardamos
un buen rato en cruzar, pero aprovechamos para animar a los corredores y
disfrutar del ambiente en la ciudad.
Al pasar por Nyhanv aprovechamos para hacer más fotos (no me
cansaba jaja!) y además empezó a amenazar tormenta y quedaron unas fotos chulísimas
con todo el cielo gris y las casas iluminadas por el sol.
Papiroen es la isla de enfrente y donde han construido un Street
food market en una nave industrial, así que fue perfecto para huir de la
tormenta. Nos gustó mucho y aunque caro, es mucho más barato que comer en
cualquier restaurante de la ciudad. Hay muchísimas opciones mexicano, italiano,
brasileño, árabe, dulce, salado… infinidad de food trucks!
Cuando terminamos de comer, hicimos una de las cosas más típicas
que se hacen en Papiroen que es cogerte una silla de playa y sentarte a
contemplar la ciudad y el rio.
Después no sabíamos si acércanos a Christiania, al final
fuimos y sinceramente no me gustó (sabía a lo que iba y lo que íbamos a
encontrar) así que estuvimos 5 minutos y nos fuimos.
Luego aprovechamos para tomar un café, volver a dar un paseo
por Stroget y ya volvimos al hotel y
pusimos rumbo al aeropuerto.
Un nuevo viaje junto a Carlos, y los que nos quedan, ahora como marido y mujer!
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