Pingyao, es de esos sitios que si uno tiene la oportunidad no debería perderse en un viaje a China. En nuestro caso llegamos de noche y nos fuimos sobre las 8 de la tarde del día siguiente, pero nos hubiera encantado habernos podido quedar 2 noches.
La amabilidad de la
gente, la cantidad de anécdotas con la gente local, el hotel totalmente
tradicional, sin duda el mejor del viaje, con la familia que lo regentaba ofreciéndote
te y bollos, y la propia ciudad en sí que es preciosa, hacen que sin duda sea
uno de los sitios de los que mejor recuerdo nos trajimos, y al que sin duda
esperamos volver, pero sin prisas, volver para disfrutarlo más lentamente.
Llegamos a Pingyao la estación
de trenes rápidos, Pingyaogucheng, a las 10 de la noche, puntuales. Esta estación
está más alejada del centro, por lo que el alojamiento nos ofreció recogernos
de forma gratuita.
Yo no me entere muy bien
y pensé que nos estarían esperando nada más bajar del tren con el típico cartel
y nuestros nombres, pero el chico nos estaba esperando en el parking.
Así cuando vimos que todo
el mundo se iba y solo quedaban taxistas, les enseñamos en chino la dirección
del hotel al que íbamos y la matrícula del coche que nos iba a recoger y en
seguida se pusieron a intentar averiguar quién era, aunque no hizo falta porque
justo el chico se puso a hacernos señas y ya confirmamos que era él. Aquí ya empezaba la amabilidad de la gente.
El chico no hablaba nada
de inglés, pero iba con traductor de voz y nos iba hablando y contándonos cosas
que automáticamente traducía del chino al inglés, esa aplicación a nosotros también
nos sirvió en varios sitios. Lo que significa que a veces si quieren entenderse
contigo pueden.
Los detalles del hotel, Pingyao Xiangshengyuan Guest House, y
la habitación los tenéis en el post que hice sobre alojamientos en China.
Llegamos al hotel y nos
recibieron los padres en el patio de la casa, donde nos ofrecieron te, y nos
ofrecieron sentarnos amablemente para hacer el check in. Mientras el chico con
su traductor nos dio un mapa de la ciudad y nos fue explicando que debíamos
visitar al día siguiente, donde comprar las entradas, donde comer etc.
Además acordamos con
ellos la reserva de un taxi para la tarde siguiente, ya que como llevábamos
maletas sería más fácil acercarnos en taxi.
Como ya eran casi las 11
de la noche nos fuimos directamente a dormir, para levantarnos temprano y
visitar la ciudad.
Nos despertamos, y a
pesar de que hacia menos calor del esperado, esa terraza había que aprovecharla
así que desayunamos ahí porque la verdad que había que disfrutar ese lugar.
Después bajamos y la
señora de la casa nos guardó las maletas para recogerlas por la noche, y nos invitó
a té y a los bollos Moon cake, que se hacen especialmente ese día, ya que era
el festival para celebrar la luna llena. Estaban buenísimos, y como vio que nos
encantaron nos regaló más!
Desde allí y con nuestro
mapa en mano, empezamos a recorrer algunas calles, camino al punto donde se
sacaban los tickets para acceder a los distintos lugares.
De camino ya fuimos
parando a hacer mil fotos y ya empezábamos a ver que si hasta ahora en
cualquier ciudad la gente nos miraba y paraba, en Pingyao realmente alucinaban
con nuestra presencia allí.
Y vimos los famosos
bollos en un montón de puestos así que compramos para tener para ese día y para
el viaje en tren!
Llegamos a la taquilla,
para sacar la entrada para visitar la ciudad antigua de Pingyao, donde por más que lo intentamos mi carnet de estudiante aquí no coló, así que
pagamos la mía que costo 130 Yuanes y la de Carlos de estudiante que fueron 65 yuanes.
Gracias al mapa que nos había
dado el chico del alojamiento empezamos ya a visitar los lugares que indicaba
la entrada y que el había marcado como los que sí o si teníamos que ver, y acertó
de lleno en todo!
Lo primero que visitamos
fue Er lang Temple. Un templo que cuando entramos parecía pequeño, pero que tenía
infinidad de patios, en los que ir disfrutando de la arquitectura tradicional,
eso unido a muchas familias locales que estaban rezando.
Desde allí subimos a la
muralla por la Puerta Gonji (Gonji Gate), pero desde ese lado por la posición del
sol a esa hora, las fotos no salían muy bien hacia la ciudad antigua, así que recorrimos solo una pequeña parte,
porque pensábamos subir por la tarde (finalmente no pudo ser porque por la
tarde llovió y tuvimos que cambiar un poco el plan).
Siguiente parada la
Residencia de Ma, The residence of Ma’s family. Si solo pudierais visitar una cosa en Pingyao
que sea esta. Es una maravilla de lugar.
Empiezas a recorrer
estancias, patios y acabas recorriendo la casa por los tejados, cruzando galerías,
balcones y divisando toda la ciudad. Es sin duda nuestro sitio favorito de Pingyao.
Desde allí continuamos
con el recorrido por las calles de Pingyao y visitando nuevos templos y
edificios que teníamos en la entrada.
Y justo aquí ya fue
cuando todas las familias empezaron a pararse con nosotros hasta nuestro final
del día en Pingyao, y fue genial. Esta familia era encantadora y tenían a los niños haciendoles y les mandaron bajar para que nos saludaran y nos hicieramos una foto juntos, que nosotros también queríamos!
Comimos en el restaurante Tian yuan kui Guesthouse, está en la calle principal South Street, por recomendación de nuestros dueños de nuestro alojamiento y la verdad que fue un acierto, los noodles estaban espectaculares, pero las bolas no nos gustaron mucho, pero nos hicimos amigos de un matrimonio holandés, que les dimos a probar y les gustaron así que se las comieron ellos.
En South Street, visitamos también varios edificios, donde se encuentra también The Ancient City Building, que aunque no se visita uno de los más bonitos de la ciudad, por el que se pasa debajo.
Aprovechamos
para hacer compras, donde nos trataron fenomenal y nos dieron a probar
soja y licores. Como veis la gente en Pingyao era amabilisima. Este niño era encantador, nos lo pasamos pipa con el, no paraba de saludarnos y de intentar comunicarse con nosotros mediante signos.
El último templo que visitamos antes de que empezara a llover, fue Temple of the City God, Cheng Huang, y para nosotros es otro de los imprescindibles a visitar. Su pasillo de entrada tiene una escultura con cada uno de los animales del calendario chino.
Visitamos también el Templo de Confucio, pero este a nosotros no nos gustó demasiado.
Y después queríamos subir a la muralla, pero empezó a llover y bajo muchisimo la temperatura, así que nos tomamos un te y un café y fuimos al alojamiento a por ropa de abrigo, porque hasta que saliera el tren nos ibamos a quedar frios.
Una vez que nos abrigamos aprovechamos para visitar Pingyao iluminado, antes de irnos en el tren nocturno.
Y aquí sin duda nos pasó lo mejor del día y una de las mejores experiencias del viaje. Como os decía por el festival de la luna llena había muchísimas familias locales, pues empezaron a pararnos, los niños nos invitaban y nos daban de probar de sus caramelos, otro de los niños estuvo hablando con nosotros en ingles para las tareas de su colegio, mientras su hermano lo grababa. Otra familia nos paro para que les enseñaramos en un mapa de donde veníamos. La verdad que fue genial, una gente super amable y no sentimos para nada el agobio por ser occidantes, al reves, nos sentimos muy queridos por toda la gente de Pingyao. No nos hicimos fotos con ellos, pero seguro que nos han visto en más de una clase de primaria de Pingyao.
Y aquí no acabaron las aventuras, como os contaba en el post de hoteles y alojamientos en China, los dueños de la guest house, nos gestionaron un taxi por
20 RMB para la vuelta, pero hubo una complicación ya que los taxis no podían
entrar en la ciudad por el festival así que el dueño, que no pudo ser más majo cargo nuestras maletas en
su moto para que nosotros pudiéramos ir andando y salir de la muralla, nosotros le seguíamos y él nos
las llevaba para que no cargaramos y ya una vez fuera de la muralla estaba el taxi esperándonos.
El taxi nos dejo justo a tiempo en la estación de Pingyao (esta estación es la que está en la ciudad, que no es la de alta velocidad en la que llegamos).
Nos montamos en nuestro vagon litera y rumbo a Pekin! Como os conté en el post de como organizar un viaje por libre a China, no teníamos la litera en el mismo compartimento, pero llevabamos escrito en chino como decirlo, y se lo dijimos a la revisora.
El problema fue que no aviso a la persona a la que le habiamos quitado la litera que tenia que cambiarse, asi que nos despertó a voces para que Carlos se bajara, y un chico que entendia ingles y se lo explicó y se cambio. La verdad que se portó genial, porque podía haber dicho que no quería cambiarse :) el viaje en tren fue muy bien, yo pensé que sería peor, pero para nada, todo muy bien!
Y hasta aquí Pingyao, pronto la última etapa del viaje, Pekin!
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