Nuestro sexto día en Islandia fue completo al igual que los anteriores, visitando entre otros puntos la cascada Dettiffos, considerada la que tiene más potencia de toda Europa, pero complejo en cuanto al clima, con bastante frio y mucha lluvia, sobre todo desde medio día hasta bien entrada la tarde lo que hizo que tuviéramos que cancelar unos de los lugares que queríamos visitar.
Este día dejamos también nuestro alojamiento en Laugar, y después de toda la jornada de visitas y excursiones llegamos a Ásgeirsstaðir Holiday Homes, cercano a la localidad de Egilsstaðir, donde pasaríamos otras dos noches, y el que fue además para nosotros el mejor alojamiento del viaje. Podéis consultar aquí el alojamiento.
Nada mas desayunar y dejar Laugar, nos fuimos a Hverir, en la zona geotermal de Myvatn, el paisaje realmente parece sacado de una película, con humo, fumarolas, aunque el olor a azufre/huevo podrido es bastante desagradable. No se puede salir de los caminos marcados, ya que la temperatura del agua en superficie es de entre 80 y 100 grados. Nos llovió bastante durante la visita así que aunque se pueden hacer varios paseos e incluso subir a una de las montañitas de la zona para ver toda el área, nosotros solo estuvimos unos 20 minutos.
Nuestra siguiente parada, bastante cerca de Hverir, y muy recomendable, fue Krafla, concretamente el cráter Viti, una caldera activa a 650 m con un lago de color azul glacial en el cráter y una central energética en las inmediaciones, de hecho para llegar al parking de la caldera, pasas por debajo de los tubos de la central.
La zona es muy inhóspita, con un paisaje brutal además por la época en la que fuimos nosotros aun con mucho hielo y nieve.
Para acercarse al cráter Viti solo hay que andar un par de minutos desde el parking, peeeeeeeeeeeero nosotros decidimos recorrer parte del cráter, la idea era recorrerlo entero pero estaba cerrado parte del camino por hielo, además como estaba lloviendo bastante… aquello era un barrizal de cuidado y acabamos con bloques de barro pegados a las botas, tanto y tan gordos que era imposible andar porque parecía que llevábamos unos zuecos japoneses pegados a las botas y nos íbamos balanceando… un show, reíamos porque de verdad era digno de vernos (no fuimos los únicos jaja).
En estas dos fotos veis lo cerca que esta el parking (izquierda de la foto) del primer mirador:
y aqui bien de barro...
Aun así el sitio nos gustó muchísimo y creemos que es imprescindible y es cierto que si recorres el cráter y ganas altura como hicimos nosotros es aún más impresionante.
Cuando conseguimos quitarnos capas y capas de barro… sumado al frio, nos montamos en el coche y no nos dimos cuenta que junto al cráter viti se visitaba el volcán Leirhnjúkur, así que os lo dejo nombrado por si tenéis tiempo y queréis acercaros.
Ya una vez en el coche fue el momento de poner rumbo a la poderosa cascada Dettifoss, junto a esta cascada esta también Selfoss, que aunque algo más pequeña no se queda corta.
Para quienes vayáis a ir, a Dettifoss se puede acceder desde 2 carreteras y por lo tanto se ve la cascada desde cada orilla, las carreteras son la 862 (asfaltada, la mas popular y la que hicimos nosotros, para ver Dettifoss desde el lado oeste) y la 864 en bastante peor estado, sin asfaltar y carretera que por nieve o hielo cierra frecuentemente, de hecho inicialmente íbamos a haber hecho ambas y decidimos no hacer la 864 porque literalmente había abierto ese mismo día (estuvo cerrada los anteriores) y no sabíamos que nos encontraríamos sumado a que no paraba de llover.
El terreno (aunque este es el lado mas popular) y tiene caminos mas o menos adaptados, hay zonas en las que hay que ir un poco pasando entre piedras, saltando alguna roca etc. dejo algunas fotos para que las veáis.
Primero fuimos a Selfoss, donde no llegamos a acercarnos a su caída, porque estaba vallado pero la gente lo ignoraba, algo que tambien pasa en la orilla de enfrente.
Y desde Selfoss retrocedimos los pasos para ir a Dettifoss, es absolutamente
increíble, su caída, su fuerza, el sonido cuando estas allí… hay varios
miradores desde donde verla y esta delimitado la zona hasta la que acercarse. Hicimos muchisimas fotos y videos porque es espectacular, de las 3 grandes que vimos en Islandia creemos que esta es la mas salvaje y nuetra preferida.
Hay una tercera cascada que también se puede visitar en esta zona, llamada Hafragilsfoss, pero que nosotros no fuimos porque ya no podiamos con mas lluvia, frio, viento y hambre.
Tanto Dettifoss como Godafoss que podéis recordar en este post, son
absolutamente imprescindibles en una ruta por el norte de Islandia.
En Dettifoss no hay ningún tipo de servicios salvo unos aseos, así que con un frio en el cuerpo considerable, fuimos en busca de un lugar donde comer, tardamos casi 45 minutos en coche en encontrar algo, porque literalmente no había nada ni una sola población, ni gasolinera que sirviera comida, solo paisaje volcánico, hasta que encontramos este café, Beitarhúsið, en medio de la nada, donde aunque no fue la mejor comida del mundo al menos entramos en calor y pudimos disfrutar de una comida caliente. El restaurante lo tenéis detallado en este artículo.
El restaurante estaba literalmente entre volcanes y ceniza, tanto es así, que un coche de dos turistas volcó entrando al parking del restaurante, y aunque no nos quedamos mucho porque no teníamos cable para intentar tirar de su coche, la dueña del restaurante dio aviso a algún vecino local para que vinieran a ver si podían ayudarlas con el coche.
Seguimos rumbo, entre el paisaje de volcanes, ceniza y hielo (ya que en esta zona aun había bastante) y ya empezó a llover sin parar,
por lo que nuestro plan de ir a visitar el cañón Stuðlagil, fue descartado, la lluvia era incesante, la carretera era mala ya que son fueras de ruta y la gracia de la ruta en si es poder luego bajar a las columnas de basalto y ver el color del agua (columnas que mojadas resbalan una locura y dimos buena fe de ello en nuestro viaja a la isla de Staffa en Escocia) así que no tenía mucho sentido ir, y por lo tanto queda pendiente para otro viaje a Islandia.
Asi que solamente paramos en esta cascada, Rjúkandafoss, super accesible desde el parking, no estuvimos mas de 15 minutos entre acercarnos e irnos, porque diluviaba de lo lindo, no es indispensable pero esta en la carretera por lo que no os supondrá desvío ni tiempo y en un día mejor que el nuestro es un buen sitio para tomarse algo.
Decidimos ir ya a nuestro punto final del dia, a Egilsstaðir, a comprar unas cervezas y desde allí ir al alojamiento y pasar una tarde tranquilos en nuestra cabaña, de la cual nos enamoramos nada más llegar.
Estuvimos tranquilamente toda la tarde allí y después de cenar, vino el
regalo (para compensar un día de tan mal tiempo) y vivimos el atardecer a media
noche mas brutal del viaje. Sin palabras. Ninguna foto tiene filtro, y sobre todo las que tienen mas luz son las de las lado opuesto al atardecer, donde a pesar de ser las 12 de la noche como veis parecen las 6 de la tarde.
Y este fue el fin al día seis, con este atardecer que no se nos olvidara jamás.
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